A la hora de acometer un plan de empresa, previamente es imprescindible estudiar la situación del sector de actividad, con especial atención al ámbito territorial (región, provincia, comarca, municipio) donde tenemos previsto ubicar el negocio, analizando el surgimiento y la evolución del emprendimiento. También, es fundamental la búsqueda de ideas de negocio y el análisis y viabilidad de las mismas. Se sugiere realizar un estudio previo sobre la viabilidad o no del proyecto de emprendimiento, de forma que podamos averiguar cuestiones tales como qué puedo ofrecer respecto a lo que ya hay en el mercado o a qué tipología de clientes me voy a dirigir, es decir, quién es mi público objetivo. Un aspecto trascendental es conocer bien cuál es la competencia y cómo trabaja, junto a saber realmente, como está el mercado en el ámbito territorial donde la persona emprendedora pretende ubicarse, tanto a nivel internacional, como nacional, regional, comarcal y municipal, tanto en cuestiones de saturación o crecimiento como en temporalidad y estacionalidad. Junto al conocimiento del mercado, la estrategia a seguir, el análisis de la viabilidad económica, financiera, operativa y comercial de cada idea de negocio, no olvidemos aspectos no menos importantes como pueden ser la capacidad, la experiencia y la formación que la persona emprendedora atesora, junto a su ilusión y persistencia.
Por tanto, el siguiente paso sería estudiar el entorno sectorial así como la competencia, enriqueciendo esa investigación con datos estadísticos relativos a los productos a fabricar o servicios a ofrecer, tanto en coste como en precio y otros datos comerciales Otro aspecto a tener en cuenta dentro de estas acciones preliminares lo configura el ordenamiento legal aplicable, tanto el general como el específico o sectorial. Seguidamente, procederemos a enumerar las amenazas, debilidades, fortalezas y oportunidades (DAFO), así como las preceptivas correcciones, planes de contingencia, mantenimiento de las fortalezas y sacar el máximo provecho de las oportunidades (CAME). Para la puesta en marcha será necesario la disposición de un calendario previsional, a modo de programación de acciones a lo largo del tiempo, desde el minuto cero hasta, al menos, tres años. Obviamente, la elección de la forma jurídica más adecuada (empresario individual, sociedad limitada, cooperativa…), según las necesidades sociales, económicas y financieras, junto a la prospección de ayudas y subvenciones a las que el proyecto pueda acudir. Igualmente, es necesario el estudio de las personas que deben colaborar en el proyecto, conocido doctrinalmente como plan de recursos humanos, valorando y describiendo tanto los puestos de trabajo como los perfiles laborales o profesionales, plasmándose todo ello en el preceptivo organigrama del emprendimiento. Este plan de recursos humanos registrará la forma legal de contratación laboral así como la política de retribución, tanto económica como emocional.
Otro hito correlativo e importante es el plan comercial, donde deberemos realizar un esfuerzo cognoscitivo de posicionamiento de la política de marketing, trabajando términos como pueden ser la descripción del producto o del servicio que se va a ofrecer y como se va a ofrecer, la promoción y distribución de los productos o servicios y los precios a aplicar. Obviamente, necesitamos saber aspectos sumamente importantes como la inversión inicial, los gastos en los que vamos incurrir así como los ingresos previstos, lo que denominaremos aspecto o plan económico. También, pagos y cobros que deberemos realizar, tanto al inicio del emprendimiento, como a lo largo de los periodos previstos (al menos realizar una previsión a tres años vista). Esta descripción de las inversiones, así como la previsión económica y financiera lo largo de los primeros periodos mercantiles y fiscales, se plasmará en balances de situación, cuentas de pérdidas y ganancias y estados presupuestarios de ingresos y gastos y de gestión presupuestaria de la tesorería (pagos y cobros previstos). Todo ello, nos posibilitará una fotografía de la rentabilidad económica y financiera del emprendimiento.