domingo, 22 de agosto de 2010

En Babia

Babia es una comarca de la provincia de León, España. Panorámica de las Ubiñas, de Sitomon; fuente: Wikipedia
Hace un tiempo me remitieron los estados contables de un grupo empresarial, con el ruego que les diera opinión sobre si los resultados que reflejaban las cuentas eran consecuencia de la crisis o de otras causas. Sensible trabajo el solicitado. Después de realizar el estudio, y ante lo tragicómico de la situación, les pido permiso para trasladarte lo que se pueda contar, por si profesionalmente te sirve de algo. Me autorizaron, siempre que le enviara al interlocutor el texto a publicar para su Visto Bueno. Pasado el tiempo acordado, ahí va.

Choca que los ejecutivos de la casa principal alardeen, por activa y por pasiva, en los medios de comunicación y en los informes anuales de sus pulcros métodos de gestión y dirección, cuando del portafolio de las participadas, se desprende que sólo una obtiene exiguos beneficios; el resto acarrea pérdidas que se suman a la de los años anteriores. Si se analiza un poco más, se observa la cantidad de facturación que la madre pasa a sus hijas, precisamente por esos “efectivos” servicios de gestión, asesoramiento y dirección, además de un rosario de otros estrambóticos conceptos.

En cuanto a las cuentas anuales, el uso creativo del cada vez menos nuevo Plan General de Contabilidad de 2007, da pie a generar movimientos contables interesados en maquillar la foto finish, bien por la consabida activación de gastos, sean éstos I+D o financieros, bien por las estimaciones espirituales o anímicas de los descuentos del flujo de caja, las provisiones, etc, de forma que no sabes quién ha llegado primero a la meta, si el corredor o su sombra.

Para aclarar esa situación, pido el informe de auditoría y se me envía un documento que más bien parece una presunta burla o desorientación a los accionistas o al consejo de administración, ya que se titula "informe de auditoría", pero se habla de borrador y después de lo que pudiera ser el informe si no cambian los estados presentados. Un cachondeo, ¡Vaya! Luego se aclara el desliz, si bien me confirman que esos mismos documentos han sido entregados a los consejeros. Un desastre.

No es fácil, pero tampoco difícil, detectar las presuntas manipulaciones de los datos. Sólo tienes que leer entre líneas la Memoria, el informe de auditoría y resto de estados contables, contrastando los criterios con los de otros ejercicios económicos, con sus recurridas correcciones de errores y presuntas operaciones virtuales con sus participadas. También, compara con los datos de la competencia. Ojo con aquellas cremas, coloretes y retoques que aunque se realicen conforme a la normativa, podrían constituir auténticos fraudes de ley. De ahí salen muchas interesantes deducciones.

En resumidas cuentas, que no todos los resultados negativos, a priori deben ser achacados a la crisis que estamos viviendo. Primero hay que estudiar ese año y los dos anteriores, tanto del grupo empresarial como del mercado. Puede que llegues a la conclusión que toda la culpa o parte de ella no es de la situación económica y financiera, sino de su equipo gestor, que ha vivido de las plusvalías generadas por unas cuantas operaciones inmobiliarias, auspiciadas por el alto voltaje de sus contactos, y ahora que han llegado las vacas flacas, sigue en Babia, anclado en caducos modelos de gestión, siendo incapaz de rentabilizar los interesantes mercados donde se encuentran ubicadas la mayoría de sus hijas, echándole la culpa a sus gobernados y abducidos consortes de los desastrosos resultados obtenidos en las vinculadas (foto de «Las Ubiñas, panorámica» de Sitomon; fuente: Wikipedia).