Se utilizan las propuestas de reforma de la normativa contable, que se están tramitando en el Congreso de Diputados español, para incorporar beneficios fiscales a determinados colectivos empresariales (leído en la pág. 41 del Cinco Días, 20/4/07). No me gusta que se líen las churras con las merinas. Me explico, una cosa es la contabilidad y otra la fiscalidad ¿No? En fin, parece que algunos grupos políticos quieren incorporar reducción en la base imponible del impuesto de sociedades para las explotaciones agrarias que no estén a pleno rendimiento, o la reducción de las cuotas del impuesto sobre bienes inmuebles (IBI) para las empresas de ciclo combinado, o la amortización del fondo de comercio como gasto deducible, o la de incentivar el I+D+i. Propuestas todas muy loables, pero, repito, la contabilidad debe ir por un camino, por ejemplo el de la representación fiel de la realidad económica y financiera, y la fiscalidad hoy va por un camino y mañana va por otro, dependiendo del color político que gobierne.