jueves, 17 de enero de 2008

La cacareada tabla de conversión

Ayer estuve en un céntrico hotel de Málaga (España), invitado por KPMG a una jornada sobre el cierre y la transición contable. De las muchas ideas que pulularon por la sala, te resalto en este post la falsa creencia, denunciada en este blog en otros momentos, de que con un cuadro de conversión, donde sustituimos los códigos antiguos por sus equivalentes en el Nuevo plan de Contabilidad, se resuelve toda la problemática del cambio de planes contables. Tienes que hacer muchas cosas más antes de ese fácil trámite. 

Por ejemplo, analizar la composición de los saldos de tu cierre contable al 31/12/2007 y verificar cada una de las partidas que lo componen, para proceder a una clasificación en la cartera adecuada, de cada una de las operaciones mercantiles vivas, conforme a las nuevas normas de valoración. Luego llegará su asignación definitiva en la cacareada tabla de conversión. Esa tarea es fundamental y condicionará los resultados económicos y fiscales futuros de tu empresa. No es complejo el protocolo de trabajo administrativo, económico y financiero, 

Pero es laborioso y no tan fácil como lo pintan algunos "especialistas", "profesionales de la contabilidad y de la administración empresarial", presuntamente conscientes o inconscientemente desinformados y que generan confusión al interlocutor que tienen al lado, hasta el punto que escucho comentarios de directivos respetados en el sentido: “Mira, yo voy a seguir como el año pasado y al 31/12/2008 realizaré una conversión de las cuentas, porque aquí no hay quien se aclare”. ¿Es para preocuparse con ese tipo de afirmaciones? Me temo que sí.