De vez en cuando me llega una oleada de sospechosa publicidad sobre constitución y venta de sociedades en tiempo récord, los llamados bancos, nidos o pseudos calefactores de empresas. No me cautiva esta forma de negocio, quizás porque, erróneamente, la relaciono con la alteración, la confusión, la ilegalidad, la desorientación, la opacidad, la ocultación y, en general, con el fraude.
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Reconozco que si la ley lo permite, los asesores y promotores de este tipo de actividad pueden ejercerla libremente y no dudo que, en determinados casos, una persona o un grupo inversor necesite una sociedad de forma rápida, para actuar legalmente. El caso es que, a la vista del importante mercado que entreveo, de la numerosa propaganda que circula en papel e Internet, bastante demanda tiene que existir.
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Según el juez de la Audiencia Nacional española, Grande-Marlaska, los nidos de sociedades, entidades dedicadas a la creación de empresas para su posterior venta (sin que dicha sociedad haya realizado actividad alguna), son una herramienta súper utilizada por los agraviadores, facinerosos y delincuentes en tramas de defraudación del IVA y otros efectos pantalla para evitar la recaudación fiscal (leído en la pág. 44 de Expansión, 11/5/07), sosteniendo que los asesores o promotores de estos negocios deberían estar alerta sobre qué tipos de personas piden este servicio y para qué (Fuente de la iamgen: sxc.hu).