Los vales de comida


La primera vez que me dieron vales de comida fue en una beca de comedor que me concedieron allá por el año 1982 en la universidad. Un día, estaba tan rico el almuerzo que me puse en la cola para repetir. Le caería bien a la cocinera porque cuando me vio de nuevo, me llamó y me llevó entre las cacerolas, los cucharones, los peroles y los pucheros. Allí me dijo que si utilizaba un mismo día dos vales iba a tener problemas.

La segunda vez que recibí vales de comida fue a principios de la década de los noventa, cuando trabajaba de director de auditora interna en un grupo empresarial de tamaño medio del sector de la distribución, Euromarket (hoy es más pequeño pero sigue en el mercado). Ya entonces me quedé gratamente sorprendido por el protocolo de gestión y control en esta materia por parte de los departamentos correspondientes (recursos humanos, administración y restaurantes), así como su tratamiento contable y fiscal.

Parece que ahora el reto de la nueva regulación del comedor en el reglamento del IRPF español será establecer los mecanismos de control necesarios para el uso correcto de la prestación de este servicio (leído en la pág. 44, Expansión del 11/5/07). Por lo visto, puede existir la picaresca de que estos vales se utilicen en días no hábiles, se acumula la cuantía no consumida, etc.